miércoles, 23 de enero de 2013

Exceso de bonitismo


via

Creo que el ver cosas bonitas todo el día por Internet puede tener efectos perjudiciales para la salud. Y que la fiebre de lo dulce, handmade y pastel, está llegando demasiado lejos. No sé si soy yo, que últimamente estoy poniendo pequeñas perlitas de minimalismo, tradicionalismo (el valor de lo tradicional, vamos) y practicidad a mi vida; o que este exceso de bonitismo que al principio acogí con los brazos abiertos, como todas las que empiezan en esto de los blogs y de Interné, me ha acabado saturando hasta mi límite.

No nos engañemos...

* Un envoltorio bonito es una buena presentación para un regalo, pero no deja de ser un envoltorio bonito. Yo no pagaría por ello. Y sí, a mí lo que me importa es lo que hay dentro. Y no me pongas dentro de un envoltorio currado un handmade inútil (por ejemplo, un calientamanos, que hoy mismo lo he visto por Internet y no sabía lo que era!), porque no. Además, últimamente tengo una fiebre un poco más ecologista que de costumbre, y no me gusta tirar nada, ni el papel de regalo. Y si me haces un envoltorio precioso, me sentiré culpable si lo tiro, me incitarás a guardarlo y no quiero más trastos en casa :-(
Preciosos, geniales, pero... ¿qué hago con los botones y lacitos? ¿los guardo, los tiro?

* Un café con pastas, o con tarta, o con cupcake, se toma más apaciblemente en un entorno bonito y cuidado, hasta ahí de acuerdo. Pero si vas a cobrarme 10 € por la broma, me voy al bar de enfrente y por lo mismo, me como un menú del día. Y por 12 euritos, más, aquí en mi ciudad, tienes un menú diario elaborado, con vajilla bonita, camareros majos y mantel de tela.

via
* Los DIY son perfectos para pasar una tarde lluviosa y para entretener a los niños. Sobre todo los DIY de decoración (guirnaldas, cuadros, esculturas, telas...) Pero yo reflexiono y me pregunto... si cada semana haces un DIY, o dos, acabas el año con cincuentra "trastos" que no dan para decorar un piso como el mío de 60 metros cuadrados. ¡No sé dónde los metéis todos! Luego aparte estaría la categoría de los DIY que yo no sé para qué sirven una vez que ha finalizado el proceso de crearlos, que es lo divertido del proceso. ¿Tal vez para venderlos a los demás? Me quedo con los DIY que customizan prendas de ropa, o reciclan cosas que ya no queríamos. Los otros, puro ejercicio manual...


Calientamanos :-O (¿alguien lo ha usado alguna vez...?)
* Las bodas bonitas y llenas de detalles son perfectas para verlas en las revistas y dan mucho juego a los fotógrafos. A la hora de la verdad, no nos engañemos, como invitado lo que uno busca en una boda es pasárselo bien. Está claro que un decorado especial ayuda e impresiona, sobre todo al principio, y por eso hay que currárselo un poco o pensarlo mínimamente. Pero a partir de las doce de la noche lo que importa por encima de todo es la diversión: gente, música, animación, bebida, jolgorio...

Decorar con jaulas, flores y velas colgantes un jardín como este es algo maravilloso, sin duda; pero ¿tienes presupuesto? ¿es posible? Lo bonito y espectacular en una boda no es gratis, haz números y valora... via
* Si me invitas a un cumpleaños, ponme jamón del bueno, quesito, patés ricos, aperitivos con tomate y un sushi para dar ese punto exótico. Y por supuesto, vino, cava o similares Deja los pop-cakes, los cupcakes, y los derivados n-cakes para el postre, pero para el postre nada más (y batidos de fresa, nooo, por favor).

via

* Me gusta la ropa y los complementos, pero que parezcan los de una adulta o al menos los de una joven treintañera. El crochet, colores excesivos, fimo, flores, mariposas, color rosa o muñequitos de fieltro... déjaselos a otra. Dame piedras, cuero, encaje, y una pizquita de sofisticación.

Accesorios de fimo. Son monos, pero yo NO me los pondría. via
via

* Lo que entra en la categoría de bonitismo, tirando para el "rollo maleni" no es elegante. Es cursi. Y si te gusta lo cursi, pues adelante, pero apechuga con ello. Cute, mono, dulce, guay, rico, no son más que eufemismos modernos de ñoño.
via
Resumiendo, y ya más un poquito en serio:

Las cosas bonitas nos alegran la vida, en momentos puntuales nos inspiran y nos dan pequeñas bocanadas de placer. Buscarlas y rodearse de ellas es, hasta cierto punto, una opción razonable (hace veinte o quince años, en un mundo práctico y donde Internet no era usual, decir esto habría sido subversivo).

Hoy por hoy, siento que nos hemos pasado al extremo contrario, y parece que el envoltorio es más importante que el contenido, la presentación que el sabor, el entorno que la celebración, y las cosas "inútiles" más que los grandes proyectos o las ideas profundas. Hay un exceso de superficialidad y bonitismo en la red que a mí, a veces, me agota y me dan ganas de agarrarme de los pelos y gritar. Quiero algo más. Más arte. Más elegancia. Más profundidad. Más realismo. Más sinceridad y menos falsedad. Más calidad. Más contenidos interesantes. Más misterio...

Lo bonito nos embellece la vida, y ensalza las cosas. Pero las cosas porque sean bonitas no se transforman en otras cosas distintas. Una cuchara, seguirá siendo una cuchara por muy customizada que esté. Un decorado bonito, seguirá siendo un decorado bonito y no la fiesta. Un envoltorio, seguirá siendo algo que oculta lo que hay dentro, y que habrá que desechar. Un cartel con una fotografía y una frase inspiradora, es un cartel, NO es la inspiración, no es el impulso interior motivador. Mantengamos cada cosa en su sitio y sepamos diferenciar ¿no?


Mira el cartel durante un año y no habrá cambios. Párate y reflexiona sobre lo que dice, alejada de la imagen y la pantalla, y los verás florecer. via

P.D. Entendedme, me hacía falta un post un poquito más cañero de lo normal después de tanta euforia-disciplina. X-D Y por cierto, la operación autodisciplina continúa... me quedan cosas aún muy interesantes del libro y otros materiales. Seguid atentas...

jueves, 17 de enero de 2013

Y por fin... Autodisciplina. Día 10.

Por fin, por fin

por fin.

Estamos a diecisiete de enero y siento que necesito acabar con esto. Hoy no ha sido un día muy productivo. No, no lo ha sido, estoy nerviosa, me cuesta concentrarme, he dedicado mucho más tiempo del que debería a bloguear, buscar mil cosas en Internet, suscribirme a un par de newsletters nuevas (¡!). Sería más provechoso que ahora mismo, y a esta hora, me dedicase por completo a mi trabajo, para recuperar el tiempo perdido.

Pero sin embargo, me ocuparé de mi autodisciplina. Porque hoy es el día 10. Y por tanto, el último día. Y por una vez en mucho tiempo me apetece y necesito TERMINAR algo. Poner un punto y final.

via

Ahora es el momento de examinar la última creencia ¡después de tantas...! Y esta creencia es la que sustenta el pesimismo, el catastrofismo, o como lo queramos llamar y dice así: "algo terrible pasará".

En principio, el miedo a que suceda algo malo es una estrategia de prevención. Ante una situación nueva, nuestra mente nos pone sobre la mesa todas las experiencias negativas que podrían ocurrirnos, y esto nos hace no ser temerarios. Pero muy a menudo, nuestra voz inconsciente elige una de estas creencias negativas y empieza a acosarnos con ella. Lo que en principio era un inconveniente evaluado racionalmente (ejemplo, si conduces puedes tener un accidente, ten precaución), al final se convierte en un bombardeo continuo e incesante de amenazas y miedos irracionales, que nos llevará finalmente a tal estado de ansiedad que sentiremos deseos de abandonar nuestra tarea.

Si para más inri, contamos con alguna experiencia desastrosa en nuestro pasado, nuestro inconsciente la utilizará en nuestra contra y nos paralizaremos aún más: "¿Qué, vas a dar esa conferencia? ¿No recuerdas lo que te pasó en el instituto cuando tuviste que defender tu trabajo en público? Te pusiste nervioso, te salió un gallito en la voz, los demás se rieron de ti y tú te sentiste fatal durante un mes. Esa conferencia va a ser un desastre, ¿quieres repetir esa experiencia de nuevo?". Desde luego, con qué razón dicen que a veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos.

via

miércoles, 16 de enero de 2013

Autodisciplina. Día nueve.

Día nueve y penúltimo día.

Y ya está bien, creo que han pasado muchas cosas estos días y necesito dar tiempo a que todas estas nuevas ideas y sensaciones se aposenten en mí. En parte siento miedo a lo que vendrá cuando acabe con este plan (la verdadera acción, el momento de poner toda la carne en el asador), pero por otro lado, me digo que después de esta revolución profunda de mis ideas, y después de la forma en que estoy actuando en estos últimos días (hoy he hecho un montón de cosas, la verdad), algo ya ha cambiado en mí, y lo único que tengo que hacer es sostener este cambio. Y confiar en mí.

via

martes, 15 de enero de 2013

Autodisciplina. Día 8.

Tras unos días de descanso, hoy toca un nuevo capítulo de autodisciplina. Como veis, un laaargo post, lleno de reflexiones y algunas ideas un poco densas. Un post que a mí me costará algo de esfuerzo escribir y a vosotras algo de esfuerzo leer, pero que sin duda nos reportará grandes cosas a ambas partes, así que ánimo, coged un café para hacer más amable la lectura y ¡empezamos!

Posiblemente el tema del capítulo de hoy, puede ser el que más os suene, porque es la versión de la autodisciplina que nos han ido inculcando de pequeñitos. Por primera vez en todo el libro se aborda el tema del sacrificio. Es decir, que el logro de nuestras metas, desde sacarse un título universitario hasta limpiar el piso de arriba abajo, requiere de algo a cambio.

Particularmente, me parece muy bien que sea ahora y no al principio, donde se hable del precio de lograr nuestros sueños. Y digo que me parece bien en esta parte y no antes, porque siempre que evocamos las palabras disciplina, esfuerzo o voluntad, nos viene a la mente un mar de dificultades, tensiones y sacrificios; pero no pensamos en las creencias y actitudes negativas que pueden estar impidiéndonos ser más trabajadores y organizados. Así pues, me parece muy bien que se aborde este tema en este punto del libro y no antes, pero ya veréis como este concepto de sacrificarse también hay que tomarlo con cierto cuidado.

En principio, la idea que subyace en el capítulo tiene una comprensión sencilla y un alcance universal:  cuando perseguimos obtener algún bien, ya sea material (unos zapatos, perder peso) o intangible (ser más extrovertidos, superar una ruptura amorosa), debemos dar algo a cambio. No se consigue nada sin dar nada. Esto que damos puede ser dinero, pero también tiempo, esfuerzo físico, esfuerzo intelectual, etc. Es decir que un viaje a nuestros objetivos requiere que crucemos nuestra zona de comodidad. Que nos movamos, que sintamos cierta incomodidad. Hasta ahí, perfecto. Un trabajo o un negocio no se hacen solos. Y por mucha Termomix que tengamos en casa, ésta tampoco es tan inteligente como para ir a hacernos la compra, abrir nuestro frigorífico, pelar las verduras y fregarse solita tras habernos hecho la comida.

Osos en su zona de comodidad :-)

lunes, 14 de enero de 2013

Autodisciplina. Una anécdota personal.

¡Que no me he ido, ni se me ha olvidado! ¡La operación autodisciplina sigue en pie! ¡Y con más fuerza que nunca!

El motivo de que no haya escrito desde el jueves, es que ha sido un fin de semana bastante INTENSO a nivel físico, mental y emocional, pues he estado fuera de casa y además solucionando asuntos pendientes. Apenas he tenido tiempo de coger el ordenador, y por eso no he tenido más remedio que aplazar unos tres días mi plan autodisciplina.

Pero en mi cabeza, nada de esto está parado. Y aquí sigo, pensando, evaluándome...



He de decir que al principio me sentí mal por no cumplir con mi compromiso pactado (en teoría, y puesto que empecé el día 1 de enero, hoy sería el último día de mi operación). A pesar de que este fin de semana me ha sido materialmente imposible escribir, sentí una cierta sensación de derrota. Pero luego reaccioné y me dije: ¡¿Cómo, por qué he de sentirme mal!? ¡No tengo motivos! Más que centrarme en lo que NO he hecho ¿por qué no hacerlo en lo que SÍ he hecho? Y lo que sí he hecho ha sido leer ya 3/4 partes del libro, todos y cada uno de los ejercicios, y aplicarlo en mi día a día. ¿Cómo puedo no sentirme contenta?

Cada vez me doy más cuenta de cuánto, cuantísimo me condiciona esta creencia de la que hablé el otro día del "todo o nada- éxito o fracaso". En mi caso equivaldría a "o hago todo justo como lo había previsto, sin permitirme un fallo, o entonces habré fracasado, y será como si no hubiera hecho nada". Pensadlo un momento ¿no os ha ocurrido esto nunca? Hacer el 75% de las actividades que teníais pensadas en un día, y sentiros mal por ese 25% que no habéis podido hacer, incluso teniendo un motivo muy razonable para ello?

¿Por qué focalizamos tanto lo negativo? ¿Por qué sentimos como un fracaso COMPLETO lo que tan sólo es un pequeño fracaso parcial? ¿Por qué si no hacemos algo EXCELENTE, sentimos que lo hacemos mal, como si no hubiera en medio una amplia gradación de matices, una gran cantidad de "bien, medianamente bien, muy bien", etc?



Día tras días compruebo cómo son los miedos los que me han estado paralizando durante mucho tiempo. No la pereza, no la desmotivación, no mi forma innata de ser. Por eso, antes de pasar a la lección correspondiente al día ocho, me gustaría compartir una experiencia personal que me sucedió el viernes. Y cómo con ayuda de las enseñanzas de estos últimos días, conseguí variar mi visión de las cosas.

Resulta que para mi investigación necesito realizar una votación entre un cierto grupo de personas. He elegido contactar con ellas a través de la red, y con direcciones facilitadas por organismos oficiales. Pues bien, el viernes decidí contactar con las primeras personas, las de un municipio concreto, y para ello mandé un mail a todos, en el que les redirigía por medio de un link a la página web del proyecto, en la cual habíamos incrustado la encuesta.

Hice esto y esperé. Pasadas unas horas, habían emitido un voto un porcentaje bajo de las personas a las que había contactado. Eran sólo unas horas, era el principio de estas votaciones, era el primer grupo al que dirigía a la web del proyecto, y sin embargo me hundí. Me sentí fatal. Vi todos los escenarios posibles y  me dije que no iba a conseguir suficientes valoraciones, que había planteado mal la investigación, que había hecho todo mal, etcétera, etcétera. A mi negatividad se le sumaron todos mis miedos: el miedo al fracaso (mi proyecto entero iba a ser un fracaso), el miedo al rechazo (de mis jefes), el miedo a la mediocridad (la idea no era tan buena como yo la veía)... Junto a estos miedos, estaba la creencia paralizante del "todo o nada" que venía a decir que, o salía excelente desde el principio, o todo no había servido para nada.

Tras unas horas de verdadera desmotivación y angustia mental, me serené y traté de diseccionar mis miedos y ordenarlos uno a uno. Y conforme lo hacía, me fui calmando. Y fui viendo la tremenda irracionalidad de algunos de mis pensamientos, y de mi malestar en general.

Cuando el miedo te paralice, no sigas... párate. Y míralo a la cara.

Para empezar, habían pasado sólo unas pocas horas, y mucha gente ni siquiera habría visto el mail. Para continuar, que el hecho de que las cosas no salieran como había pensado, no significaba que mis jefes iban a dejar de confiar en mí ni que TODO estuviera mal planteado. Y por otro lado, que no contestaran esas personas tampoco significaba nada, pues aún tengo un amplio rango de muestra de población a la que no he contactado y que sí que pueden decidir participar en la votación.

Y lo más importante: En lugar de centrarme en esos miedos y sentimientos negativos que a lo que conducen es a no hacer nada, ¿por qué no analizar tranquilamente y sin martirizarme dónde podrían estar los errores? ¿Por qué no hacer las cosas de manera distinta, simplemente?. Me dije: quizás esta forma de contactar con la problación no es la correcta ¿por qué no invento otra? ¿Por qué en lugar de elegir a las personas al azar, no hablo directamente con una asociación y pido la colaboración de sus miembros, que pueden ser más propicios a participar? ¿por qué en lugar de enviar un mail tan frío, no hago un mail más cálido y motivador, incluso con una fotografía de los participantes del proyecto? ¿Por qué no creo una página de facebook del proyecto, o un twitter, o cualquier otra red social? ¿Por qué no contacto con algunas personas por teléfono?

Sabéis, en un momento se me ocurrieron como diez ideas que podría hacer para alentar la participación ciudadana. En realidad, lo mío no había sido un fracaso. Había sido simple y llanamente una prueba, y tenía valor como tal. En la investigación, así como en los negocios, en las relaciones, y quizás muy especialmente en la cocina, el hecho de que las cosas no salgan bien desde el principio no implica nada malo necesariamente. Simplemente, indica que esa opción no es deseable y que hay que probar otra, pero que al menos podemos descartar una. Y eso ya es algo, ya es información.

Mis resultados demostraban que había algo que mejorar, que quizás hay otra forma de hacerlo mejor. Y si realmente no hay forma de hacerlo mejor, pues entonces resultará que he encontrado la mejor forma posible.

En definitiva, en vez de tirar la toalla a la primera de cambio, y sentirme fatal, y mediocre, y rechazada, y fracasada y un largo etcétera... ¿no es más productivo permanecer tranquila, y feliz, y con la mente inquieta, y pensar en cómo se puede mejorar? De hecho, cuando he comentado mi "problema" con unos compañeros de trabajo, ellos no se han echado las manos a la cabeza, ni me han rechazado, ni se han asombrado con mi ineptitud; me han sugerido que intente otra cosa, tan tranquilamente. Ellos no han visto UN FRACASO, han visto una oportunidad para mejorar, o un problemilla que se puede solventar perfectamente.



Con esta pequeña anécdota, os ilustro todo lo que estas enseñanzas de los últimos días están repercutiendo en mi día a día. Los miedos la mayor parte de las veces son irracionales. Nosotros somos nuestros jueces más severos y terribles. La creencia del "todo o nada" es tirana y cruel. La que dice que si tu trabajo fracasa, tú eres una persona fracasada y ruin, y todos van a rechazarte, también. La creencia que dice "si no haces algo perfecto, es mejor no hacerlo", es simplemente absurda, pues si no comienzas y no te equivocas, podrás avanzar muy poco. Y la forma de actuar de esas personas que se permiten sólo obligaciones y trabajo, y muy poca espontaneidad, premios y diversión, simplemente me parece inhumana.

El próximo post sí que será el día ocho, pero hoy sinceramente me apetecía compartir todo esto, porque quizás algun@ os veáis reflejad@s en mis palabras y os pueda ayudar.

¡Hasta pronto!

jueves, 10 de enero de 2013

Autodisciplina. Día 7.

Los días anteriores he hablado maravillas de los cambios que se estaban produciendo en mí y lo disciplinada que me estoy volviendo. Hoy... me he levantado tarde, estoy dispersa, cansada, sin ganas de hacer nada de provecho... Encima Internet se me cuelga cada dos por tres, y yo lo necesito para trabajar, con lo cual mi nivel de distraimiento e interrupción de tareas está alcanzando límites insospechados...

La verdad que a mí me sorprende este cambio de ánimo, este cambio de actitud, esta cierta pereza que vuelve a mí otra vez, oh no... Pero supongo que hoy no es más que un pequeño mal día que todos sufrimos de vez en cuando. Y, como dice la creencia negativa que examinaré hoy, "NO DEBO SER PERFECTA"



Sí, precisamente el capítulo de hoy está dedicado a esta creencia, que es la que alimenta el miedo a la mediocridad (o su contrario, el perfeccionismo) del que hablé ampliamente en este post, por lo que no me detendré mucho en ella.

El perfeccionismo es un generador de ansiedad. Y además, nos impide pasar a la acción. Cada vez que nos decimos "debo ser perfecto" o "debo hacer esto perfectamente", nos estamos cargando una pesada mochila a nuestras espaldas.

Hay personas que dicen que está bien soñar con el perfeccionismo. Que el perseguir un imposible, nos hará superarnos y dar lo mejor de nosotros. Pero es tan fácil pasar del lado positivo de la visión de la perfección al negativo, que quizás es mejor no alimentar estos pensamientos.

miércoles, 9 de enero de 2013

Autodisciplina. Día 6.

Cuando uno dice que hay un método para conseguir comprometerse a algo en díez días (a los que habría que sumarle un par de días más: el primero en que uno se compromete a hacer algo, y el segundo en el que se planea lo que se va a hacer, que en mi caso consistió en leer y meditar sobre la introducción del libro), lo normal es que quien esté a su alrededor argulla: "bah, es una bobada, es muy poco tiempo".

Yo también lo hubiera dicho, que conste. Pero resulta que ahora veo que no. QUE NO ES POCO TIEMPO. Diez días es bastante tiempo, de hecho. Si durante diez días, ininterrumpidamente (esta es la clave) haces algo a lo que le dedicas, mínimo de dos a tres horas al día, más el tiempo que pasas pensando en ello y no haciéndolo, descubres que diez días no es un plazo nada trivial.

Que le pregunten al que deja de fumar si diez días es mucho o poco. Diez días es todo un triunfo. Ir al gimnasio cinco días seguidos durante más de una hora también lo es.  Un día sin un hábito pernicioso que antes repetías veinte veces, también lo es.

¡Diez días, bien aprovechados, es mucho, mucho tiempo!

Es el tiempo suficiente para modificar un hábito. Y lo digo porque voy por el día seis, me quedan otros cuatro días, y noto que tengo una voluntad que no sabía que existía para destinar un tiempo bastante preciado a leer, escribir y meditar sobre la autodisciplina. Descubro que, de media, habré dedicado a trabajar activamente durante toda esta "operación autodisciplina" de 25 a 30 horas. Sin descanso, sin excusas, tras haber hecho una elección propia y no impuesta por jefes o situaciones exteriores ¡¡Es mucho!!


Así que a ti, si estás leyendo esto y es tu día seis, también te felicito, y te digo que dedicar todos los días un rato a leer estos post largos y eternos, también es un reto para ti. Y si acabas de descubrir este plan, entonces vuelve al principio y empieza de nuevo. Y dedica un ratito para leer un capítulo cada día. No vale ir más rápido ni más despacio. A mí también me pierde la curiosidad cuando acabo un nuevo capítulo, pero me he propuesto firmemente esperar y ser paciente. Y lo que uno elige y se propone, simplemente lo hace.

Manuel Mota. 1966-2013

Esta tarde publicaré mi post habitual sobre autodisciplina, pero no me resistía a no decir nada de la noticia que esta mañana ha conmocionado al mundo nupcial: el fallecimiento de Manuel Mota. En las fotografías que acompañan la noticia, el diseñador aparece como un hombre sereno, profesional y joven, y al que parece mentira que pueda ocurrirle nada malo.


En torno a esta noticia hay cierto oscurantismo, porque en los distintos medios de comunicación no se ha especificado la causa de su muerte.  **Actualizado el mismo día a las 22.00 horas**
Las últimas informaciones que han llegado del suceso son mucho más trágicas y dolorosas de lo que se preveía. Tanto que una no puede evitar reflexionar sobre cómo de oscuros pueden ser a veces los caminos de la mente humana... Pero me abstengo de seguir comentando estas conjeturas, porque desvirtuaría por completo el propósito de esta entrada. Quedémonos con la figura del diseñador durante sus 46 años, y no con su triste e inexplicable final.

Por mi parte, esta mañana no me podido resistirme a entrar en la página de Pronovias y dar un rápido vistazo a su colección 2.013, la que ya será la última... Cuando he visto el cuarto vestido, algo se ha agitado en mí, y lo digo literalmente, casi he sentido una respuesta física. Dios mío... si me casara este año, ese sería sin duda el vestido que correría a probarme.

Yo ya tuve mi vestido de novia, pero este ha sido un auténtico flechazo. Y muchos sentimientos se han entremezclado en un momento: sentimientos de nostalgia, de apreciación de la belleza, de admiración del talento y el trabajo, de pena porque el autor de estos trajes tan bellos se haya ido de esa forma tan inesperada...

Al ver este vestido, he sentido que, de haberme casado este año y haber tenido presupuesto para costeármelo, este es justo el traje de novia que me haría sentir como la mujer que querría ser el día de mi boda. Ése ES el vestido de mis sueños. Probablemente el más espectacular, romántico y glamouroso que tendría nunca colgado en mi armario.


Ha sido un poco tarde, pero he encontrado el vestido de mis sueños: el modelo Ventura de la colección 2013 de Manuel Mota para Pronovias. El vestido que supera a mis favoritos de Yolan Cris, Jesús Peiró, Carolina Herrera, Reem Acra o Jenny Packham.

Volviendo a lo ocurrido con Manuel Mota... En un mundo tan hermoso, dulce, espectacular e idílico como la moda nupcial, las desgracias y los pequeños conflictos que afectan a la vida diaria parecen no tener cabida. Pero al final, todos somos humanos, y nuestras vidas finitas.

Sin embargo, esto no ocurre con el talento: porque hay ciertas cosas que son infinitas, que pasarán a la posteridad y no se gastarán con el paso del tiempo, más bien al contrario. Son cosas raras y preciosas, cosas muy escasas, pero existen. Y yo creo que este maravilloso vestido de Manuel Mota, este y muchos otros de incontables colecciones año tras año, son un buen ejemplo de ello.

D.E.P.

06

martes, 8 de enero de 2013

Autodisciplina. Día 5

Como el sábado no tuve oportunidad de continuar con mi plan en el blog, he decidido recuperar el tiempo perdido esta noche (el marido está tranquilamente viendo la televisión y me ha dicho que no hay problema si lo abandono un poquito por mi operación autodisciplina), y leer-explicar el capítulo 5 del libro.

Hoy ha sido un día de fiesta y no he avanzado nada en mi trabajo. Sin embargo, voy notando que me cuesta menos hacer ciertas cosas (tareas del hogar, cocinar, escribir). Es como si tuviera más energía, como si al vislumbrar mis miedos (que no controlarlos completamente, sé que para esto aún me queda un largo trabajo) hubiera soltado un poco de lastre. Esperemos que esto siga así... La verdadera prueba de fuego viene mañana, que es un día fuera de las vacaciones en el que tengo que incorporarme a mi trabajo investigador al 100%.

Hasta ahora, he hablado del miedo al fracaso, al éxito, al rechazo y a la mediocridad, como herramientas inconscientes que tiran y aflojan nuestra fuerza de voluntad. Además, he mencionado el poder de decirnos a nosotros mismos frases en presente para animarnos y motivarnos. Por mi parte, me he dado cuenta de que utilizo muchísimos "debería", y esto en realidad es pernicioso, pues al decirnos "debería", estamos dando a entender que no estamos haciendo lo que nos habíamos propuesto, y que además no tenemos mucho control sobre ello. Decir: "debería tener menos miedo al rechazo" habla de algo que querríamos hacer pero que no estamos haciendo, y con lo que además no nos estamos comprometiendo activamente, aquí y ahora.

Es mejor sustituir estos "debería...", "ojalá que...", "tendría que...", por las afirmaciones directas en presente, simple y llanamente. Ejemplos: ahora dejo de tener miedo al rechazo; no temo al fracaso, si éste se produce no será tan terrible, no soy peor persona por ello; ahora estoy haciendo lo que quería hacer: trabajar, lavar, escribir este post...

lunes, 7 de enero de 2013

Autodisciplina. DÍA 4.

Pasan los días y cada vez soy más consciente de que la disciplina, fuerza de voluntad o como la queramos llamar, está mucho más relacionada con los miedos que arrastramos (y no sabemos) que con los hábitos.

Muchas veces me he preguntado: ¿por qué me cuesta mucho menos escribir un artículo en el blog que hacer mi trabajo de investigación? En principio, podría contestar que es mucho más agradable la primera tarea que la segunda, y que por eso me es más fácil. Ahora, sin embargo, podría dar una respuesta mucho más profunda de ello: me cuesta menos porque respecto al blog tengo muchos menos miedos que respecto a mi trabajo. No temo a fracasar, no temo al éxito, no temo al rechazo. Si un post me sale bien, pues perfecto; si me sale mal o mediocre, tampoco tendrá tanta relevancia. No me defino de cara al mundo exterior respecto a esta tarea, lo que el anonimato hace muy fácil. No tengo que dar explicaciones, no tengo presión por hacerlo bien o hacerlo mal. Así que, en consecuencia, no tengo ningún miedo oculto que sabotee mi capacidad de autodisciplina.

Respecto a mi trabajo... a veces siento una fuerza paralizante que me dice que antes de ponerme a escribir debería leer más, que no soy lo suficientemente inteligente para empezar, que tengo que hacerlo perfecto, que no puedo hacer algo regular... Detrás de todo esto está el perfeccionismo, que no es otra cosa que pensar que lo perfecto existe, que puede hacerse, y que algo no vale la pena si no está perfecto.


Querido yo: No eres perfecto y nunca lo serás. Fdo: yo.

Y este perfeccionismo a lo que nos lleva es continuamente a POSTERGAR las cosas. A dejarlas inconclusas, inacabadas; si se puede hacer perfecto, ¡entonces siempre habrá posibilidad de retocarlo! El resultado final y tangible es que la tarea perfecta que tenemos que realizar SÓLO ESTÁ EN NUESTRA MENTE, porque no hemos comenzado a hacerla, por el miedo a que no resulte lo perfecta que imaginamos.

Precisamente de esto trata el capítulo de hoy, del perfeccionismo (que incluso está bien visto por nuestra sociedad) y del que es diamentralmente opuesto al mismo: EL MIEDO A LA MEDIOCRIDAD.

domingo, 6 de enero de 2013

Autodisciplina. DÍA 3

Bueno, hoy estoy un pelín desanimada.

Principalmente porque ayer me fue imposible completar mi "operación autodisciplina". Me dije que haría todo lo posible por no saltarme ni un día, pero ayer sencillamente no encontré el momento.

Por la mañana compras, y el resto del día compromisos para felicitar las fiestas, tomar algo, ver a la familia, a ciertos amigos, etcétera, etcétera. Y ayer, mientras pasaba la tarde-noche , me acordé muchas veces de mi libro de autodisciplina, mi blog y mi plan. Si hubiera tenido un ratito libre, me habría escapado a casa un par de horas a completar mi tarea pendiente, pero realmente no fue posible.

No obstante, lo primero que he hecho hoy al levantarme, y tras ver el sorteo del Niño (¡40 euros más en mi poder! jeje), es leer el capítulo correspondiente al día 3, del que os haré un resumen muy breve a continuación. Y de verdad que será breve, pues soy consciente que el "día 2" de la autodisciplina me salió un post muuuuuy largo, posiblemente demasiado.

Ya traté el miedo al fracaso y el miedo al éxito, como limitadores potentes de nuestra capacidad de autodisciplina. Este día el miedo a tratar es el MIEDO AL RECHAZO.


via
 

El capítulo trata sobre la conocida necesidad de satisfacer a los demás. Y esto se vuelve neurótico cuando tratas de satisfacer a todo el mundo, tarea que resulta del todo imposible. Para cada cosa que hagas, tendrás una parte de la gente a tu favor y otra en contra. Quien tenga una opción de vida determinada, quizás verá con malos ojos o con recelo tu caso, si es la opción de vida contraria. Si eres de un equipo de fútbol, un partido político, una religión o fan de algún personaje famoso, siempre tendrás entre tus enemigos al irreconciliable "contrario".

viernes, 4 de enero de 2013

Autodisciplina. DÍA 2.

Son las cuatro y media de la tarde, y al igual que ayer, este es mi momento perfecto para ponerme con mi plan. La casa está tranquila y silenciosa, yo estoy despejada y tengo para tomar un café buenísimo (vale, y también un trozo de tarta, hoy me apetecía darme un caprichillo) mientras me pongo con mi tema.
 
Mi operación autodisciplina. (Por si no sabes de qué va la cosa, te aconsejo que empieces por aquí.)

Quizás os suene raro lo que voy a decir, pero hoy es el tercer día de esta mi "operación autodisciplina" y ya voy notando la diferencia. Quiero decir, no me he acostado un día desorganizada y loca y al día siguiente me he levantado con miles de ganas de trabajar, no. Pero me noto ligeramente distinta... El llevar a cabo este plan con esta rigidez con la que lo estoy llevando (escribir todos los días, leer cada día sólo UN capítulo, no más) y el ser consciente de mis propias estrategias para no hacer las cosas, hacen que me sienta bien, mejor.

En momentos como ahora, me gusta deleitarme en esta sensación positiva de estar haciendo las cosas bien. Vale, sólo llevo tres días, alguien diría "eso no es nada". Pero para mí sí lo es. Estoy aprendiendo a celebrar también los pequeños triunfos, no sólo los fracasos. Pues hasta ahora, yo SÓLO veía las cosas que no hacía de mi ambiciosa lista de tareas diarias. Me centraba en lo negativo, en que no estudiaba lo suficiente, que no iba al gimnasio (sigo sin ir, y hoy definitivamente no me va a dar tiempo, tengo otras prioridades), que no había salido a comprar esto y lo otro, que no me cuidaba lo que había estipulado... Y creo que el estar permanentemente centrada en eso que me faltaba, en exigirme hasta mis límites y más allá, me creaba tal grado de desmotivación que llegaba un momento en que tiraba completamente la toalla y me decía "total, ¡lo estoy haciendo todo mal, ya no hago nada!, lo intentaré de nuevo mañana, hoy parece ser un día de fracasos...".

Tengo que decir que, por el momento, he dejado de hacer listas con las cosas que tengo que hacer. He descubierto que me crea cierta ansiedad. Y he empezado a hacer listas mentales con las cosas que he hecho. Por ejemplo, esta mañana además de trabajar un poquito más que ayer (y menos que mañana), he contestado a varios correos electrónicos pendientes, he lavado-tendido la ropa y he cocinado durante bastante rato. Claro, podría haber hecho más... Pero también menos. Hoy no siento que he fracasado. Hoy siento que he tomado unas determinadas elecciones, y que algunas han sido buenas y otras no tanto (he bloggeado más tiempo del que debería, teniendo en cuenta las cosas que tengo que adelantar del curro...), pero en fin, ya está. No hay culpa, no hay miedos, y ahora mismo siento deseos de seguir aprendiendo los rudimentos de la autodisciplina y seguir esforzándome para ser más eficaz, menos postergadora, tomar decisiones más convenientes en mi día a día.

El capítulo de ayer presentaba uno de los obstáculos del triunfo personal: el miedo al fracaso. El capítulo de hoy es justo el opuesto, y presenta como causa de una debilitada autodisciplina el MIEDO AL ÉXITO.

jueves, 3 de enero de 2013

Autodisciplina. DÍA 1.

AHORA SÍ QUE SÍ.


 
Hoy es el primero de esos diez días que prometen mejorar mi autodisciplina. Si no sabes de qué va esto, puedes leer aquí mi manifiesto-propósito para este principio de año y aquí un resumen de todas las cosas que hay detrás de este escurridizo concepto.

Me hallo frente a la pantalla del ordenador con una mezcla de indecisión y desánimo. Me digo ¿debo seguir con esto, tendrá alguna utilidad...? Vaya, empiezo a dudar y a sentirme negativa ¡y es sólo el primer día! Supongo que las personas que se proponen cualquier tipo de meta (comer más saludable, comprar menos, leer más, estar menos tiempo conectado, superar una situación difícil), comparten estas mismas inquietudes al principio: se dicen que no va a funcionar, que es una pérdida de tiempo, que es demasiado complicado, que... Mil y un comentarios negativos que, de no pararlos, consumirán toda nuestra energía y nuestro tiempo.

En realidad, y tal y como expliqué ayer, toda esta autoconversación de contenido negativo, cínico o derrotista ante un nuevo reto, es algo completamente normal. De hecho, es lo esperable. Así que antes de comenzar la lectura de hoy y los ejercicios me digo que:

- Sí, este pequeño objetivo de diez días me va a servir. Voy a mejorar mis capacidades para trabajar y voy a reducir drásticamente mi tendencia a postergar las cosas.

- Puedo hacerlo sin apoyos externos. Aunque me gustaría que hubiera más gente ahora mismo haciendo mi mismo camino, puedo superar el desierto que supone no compartir este objetivo con todas las personas (excepto mi marido) que pueblan mi día a día. Este es un trabajo personal, y cuyos resultados son para mí. Si alguien me acompaña, mejor. Si no, puedo hacerlo sola y no esperar que nadie me felicite por ello.

- Voy a hacer todos y cada uno de los ejercicios y sugerencias y no dudo de que tendrán un buen resultado positivo en todos los casos. Estoy segura de que, al menos, voy a conocerme más a mí misma y a aprender ideas nuevas que no sabía.

- Todos los días escribiré en el blog una breve reseña de mis impresiones.

Una vez que mi ánimo ha subido ligeramente, y acabado este punto, procedo a hacer un breve resumen de los contenidos tratados en el capítulo correspondiente del libro. ¿List@s...?

miércoles, 2 de enero de 2013

Operación autodisciplina: apuntes previos

Como decidí ayer, día uno de enero del año 2013, hoy comienzo mi operación autodisciplina reflexionando un poco sobre este concepto con ayuda del libro que ya os comenté. Se trata de ver qué características psicológicas o de la personalidad hay detrás de esa falta de organización y compromiso con nuestros objetivos, y el por qué postergamos todo hasta que no queda más remedio (ayyyyy, mi pecadillo particular). Iré intercalando las ideas y contenidos tratados en el libro con mi visión personal, y me temo que el resultado será un post bastante largo y denso, que requerirá cierta autodisciplina por mi parte para escribir y ¡por vuestra parte para llegar al final! Creo que es un buen entrenamiento para el día de hoy ¿no? :-)


1. Todos tenemos una parte dentro de nosotros mismos, que llamaremos Hyde, que no quiere la autodisciplina y que opera a nivel inconsciente, con lo que a veces no nos percatamos con sus efectos.

La primera idea de la que se habla en el libro, y que domina toda la introducción, es que existe una parte de nuestra personalidad, a la que el autor denomina Hyde (haciendo una similitud con la novela de Stevenson de la que todos hemos oído hablar y muy pocos realmente han leído) que no quiere autodisciplina y que intentará sabotearnos cada vez que nos propongamos prosperar en esta cualidad. Según el autor, este Hyde es como un niño interior rebelde que quiere el placer inmediato y no comprometerse con las cosas (creo que toda yo soy una Hyde en potencia la mayor parte del tiempo, jejeje). Puesto que esta parte no quiere la autodisciplina, hará lo posible para apartarte de ella, concretamente utilizando cinco tipos de técnicas que te harán de desistir de tus objetivos.

Estan son: 1. el cinismo (tu parte Hyde utiliza esta técnica cuando te dice: "vaya estupidez querer aprender autodisciplina de un libro o de un blog, ¿en qué estás pensando?) 2. el negativismo (ejemplo "en tu vida tienes varios problemas insuperables, no te gusta tu trabajo, tu casa es demasiado grande para mantenerla en orden, eres demasiado perezosa para hacer ejercicio, todo esto no servirá de nada") ,  3. el derrotismo (que consiste en pensar que algo no vale para ti aunque sirva al resto del mundo, tipo "la autodisciplina es una cualidad útil, y estos truquitos le irán muy bien a los demás, pero en mi caso seguro que no funcionará"), 4. la evasión ( que te incita a dejar estos "juegos psicológicos" y hacer algo más fácil, como leer una revista de moda o ver la tele) y 5. la postergación (ejemplo: "todo esto está muy bien, es genial, quiero mejorar mi autodisciplina pero mejor... lo hago mañana, hoy no es momento").

La verdad, cuántas veces no hemos logrado nuestros objetivos porque una parte de nosotros nos ha saboteado con estas frases de "ahora mismo no puedo, no tengo tiempo", "nunca voy a conseguirlo" o "a mí no me hace falta mejorar, estoy bien así". Por ejemplo, no vamos al gimnasio y decimos sencillamente que "no tenemos tiempo", cuando sí lo sacamos para ver la televisión. O la casa necesita una limpieza profunda y decimos que "está bien así" aun cuando sabemos que el orden nos alentaría y nos haría sentir más en paz. O queremos dejar nuestras compras compulsivas y hemos leído a algunas chicas que han conseguido racionalizarlas (la operación armario, de la que os hablé en el pasado post), pero sin embargo nos decimos que "eso ha funcionado bien para ellas, pero no para nosotras porque..." y nos inventamos un montón de excusas. Y respecto a comer más sano, o dejar de fumar, siempre hay un momento mejor que el presente para acometer la acción de empezar: mañana, la semana que viene, después de las fiestas, después de los Carnavales, después de...

Así que coincido con el autor en que estas cinco técnicas manipulatorias inundan mi día a día y que antes de plantearme cumplir mi objetivo, debo ser consciente de todos estos mensajes y actitudes negativas que me estoy transmitiendo sin darme cuenta. Y una vez que me haya dado cuenta de estas afirmaciones, tendré que neutralizarlas. Para ello, en el libro se proponen cinco tipos de antídotos para cada una de estas situaciones.

martes, 1 de enero de 2013

Este año lo que más necesito es...

AUTODISCIPLINA.

Lo tengo clarísimo. Soy de esas personas que lo dejan todo para el final (cuando no para nunca, como esas fotos de la boda que aún tengo que organizar), que cuando algo es necesario me da una pereza enorme hacerlo, pero sin embargo esa misma cosa la hago con rapidez si hay otra cosa que hacer que me aún gusta menos :-(

Necesito concentración. Necesito perder menos el tiempo. Necesito organizarme mejor y cumplir con mis metas. ¡¡Necesito autodisciplina!!

Y mira que he navegado por Internet, buscando "causas de la postergación", "trucos para aprovechar más el tiempo", "cómo tener más fuerza de voluntad", y he leído decenas truquitos como hacer listas de tareas, premios-castigos al finalizar o no finalizar las actividades propuestas,  marcarse objetivos modestos, ponerse a trabajar YA, etcétera. Y nada. No way. Mi autodisciplina sólo sale a socorrerme cuando algo definitivamente no puede esperar más. Pues vaya...

Debería estar menos tiempo en Internet viendo blogs y divagando de un lado para otro, y más buscando cosas útiles. Debería leer menos y producir más. Debería cumplir mis objetivos y si no no darme ese caprichillo que ya me he dado sin embargo (¡!). Debería leer lo que debo leer y no lo que me apetece. Debería ir al gimnasiooooo, que para algo lo estoy pagando mes tras mes. Debería desmaquillarme y darme la crema hidratante noche tras noche, sin excepción, mi piel me lo agradecería. Debería planchar esa montaña de ropa que me está esperando y que no deja de aumentar (si lo hiciese más a menudo, me daría menos pereza ¿cierto?). Debería...

¿No os pasa a todas lo mismo? ¿No hay una lista de hábitos que querríais incorporar a vuestra vida y así lo proponéis, enero tras enero, septiembre tras septiembre? Y aún así, nada, ningún cambio. ¿Dónde está el fallo? ¿Es falta de motivación o voluntad congénitas? ¿O es que no elegimos bien nuestros objetivos? ¿O es simplemente falta de organización? Quizás sea un poquito de todo esto...

En mi caso, se me presenta un año de un intenso trabajo mental, lo quiera o no. ¡Del que depende mi sueldo, mi futuro! Y bueno, tengo que decir que me cuesta últimamente concentrarme, y sacar horas productivas de trabajo, y que tengo tendencia al placer inmediato y a hacer cosas que me apetecen en el momento.

Por ejemplo, ahora mismo debería estar HACIENDO ESE INFORME que llevo posponiendo desde hace días; sin embargo, estoy bloggeando y tomándome un té tan feliz :-) Podría gritar de impotencia y lamentarme de mí misma por este motivo, pero en vez de eso se me ha encendido una lucecita. Diría que he tenido una buena idea:

¿Y si... y si utilizo el blog para entrenar mi auto-disciplina?
 
 
¿Y si esta puerta abierta a Internet me sirve para hacer un compromiso público, pero sobre todo personal, como ya hicieron otras bloggers con la operación armario? (poned "operación armario" en google y os saldrán posts míticos de ciertas blogueras, que a mí me encantaron; yo adapté mi peculiar operación armario en estos posts)

¡Decidido!

Justo ayer encontré un libro en Internet que se llama: "Autodisciplina en 10 días" de Theodore Bryant. Aunque parece ingenuo pretender cambiar en diez días lo que puede ser un problema de varios años, yo voy a depositar toda mi confianza en el libro, en el blog y en la gente que me pudiera seguir. Porque sé me acaba de ocurrir un plan, y esta vez no puede salir mal.

Mi plan a seguir es sencillo y cuenta con cinco pasos. Estos son:

Comentar con mi marido que estoy decidida a mejorar considerablemente mi autodisciplina en 10 días. 10 días consecutivos, sin tener en cuenta que pueda ser fiesta o haya una comida familiar. En realidad, a cuanta más gente comuniquemos nuestros planes, más "presión social" sentiremos a la hora de llevarlos a cabo. En mi caso particular, lo comunico a mi marido y lo hago público en el blog.

2º El libro está estructurado en forma de una introducción y diez capítulos para leer en diez días distintos. Por tanto, cada uno de esos días, tendré que leer el capítulo del libro correspondiente (os diré que de momento sólo me he leído el prólogo, y ni siquiera he visto el índice, por lo cual deduzco que cada día habrá un capítulo con ejercicios determinados para hacer, pero realmente no lo sé. Uuuuh... suena a aventura)

Comentar brevemente el contenido de ese capítulo en el blog. Uno por día. Sin falta. Aunque tenga que escribir el post a las tantas de la mañana. Dedicaré también un día a comentar la introducción, concretamente ¡mañana mismo! (como he dicho, sólo he leído las primeras páginas).

Hacer el ejercicio que diga el capítulo. No sé de qué tipo de ejercicios se tratarán, pues no he hojeado el libro más allá de las páginas que llevo leídas, lo cual añade emoción al asunto.

5º Y tras todo esto, el duodécimo día (uno para la introducción + 10 para los capítulos), os contaré mis impresiones...

Este es el libro, por cierto, y está disponible en varias páginas gratuitamente en Internet:


AUTODISCIPLINA EN DIEZ DIAS, Theodore Bryant [ Libro ] – Cómo ir desde Pensar a Hacer. Un sistemático abordaje psicológico.
via


Bueno, decidido ya está. Entre hoy y mañana terminaré de leer el prólogo. Y entonces os cuento mis impresiones. ¡¡¡Comienza la operación autodisciplina!!!

Espero que para el 14 de enero sea una persona encaminada a hacer su vida más organizada y eficaz. Jeje, es ingenuo pero... ¿no son los principios de año momentos de gran energía para estas cosas? Si las compradoras compulsivas han cambiado sus hábitos radicalmente tras sus "operaciones armario", que a mí me han servido de gran inspiración... ¿no puedo hacer yo lo mismo con esto?

Si alguien se anima a hacer este camino conmigo, estupendo. Que lo diga ahora en los comentarios o calle para siempre. Y por cierto... los posts bodiles, a la vuelta; ahora tengo un trabajo muy urgente que hacer con mi autodisciplina ;-)

Jeje, un poquito de humor para terminar...

¿Alguna voluntaria para emprender este camino conmigo...? ¿Consejos, indicaciones, experiencias...? ¿Habéis tenido alguna "operación x" en vuestra vida?

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...